La soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado.
Y en su Artículo 2:
La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles, y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas.
Dice nuestro Código Penal en su TÍTULO XXII (DELITOS CONTRA EL ORDEN PÚBLICO), CAPÍTULO I (SEDICIÓN), Artículo 544:
Son reos de sedición los que, sin estar comprendidos en el delito de rebelión, se alcen pública y tumultuariamente para impedir, por la fuerza o fuera de las vías legales, la aplicación de las Leyes o a cualquier autoridad, corporación oficial o funcionario público, el legítimo ejercicio de sus funciones o el cumplimiento de sus acuerdos, o de las resoluciones administrativas o judiciales.
Pues bien, para sorpresa de los demócratas que quedan en Cataluña y en el resto de España, la 'prensa del Movimiento Nacional' posfranquista radicada en Cataluña, la prensa que vive de las subvenciones de la Generalitat, la prensa del pesebre catalán, ha evacuado un incomprensible editorial común manifestando sin vergüenza su visión antidemocrática de la política y su pensamiento único.
Lo titulan "La dignidad de Cataluña", como si los entes abstractos -nación, comunidad, gobierno, etc- tuvieran dignidad. Cualquier demócrata sabe que sólo las personas tienen dignidad. Sobre 'la dignidad de Alemania' construyó el nacionalismo alemán hace menos de un siglo el mayor de los horrores basado en la reaccionaria y muchas veces criminal ideología nacionalista.
Cualquier demócrata sabe también que los pilares de la democracia, cuyo fundamento es la constitución democráticamente aprobada, son el contrapeso de los tres Poderes independientes, el imperio de la ley en todo momento y la libertad de expresión, reunión, etc. Las elecciones y referendos son meros instrumentos técnicos.
Los editores de la prensa catalana, rumiantes que viven al calor del confortable establo devorando el pienso gratuito de las subvenciones pero esclavos de su amo Ejecutivo, demuestran con un editorial único y unificado que tampoco hay libertad de expresión en el campo nacionalista. Y reniegan del imperio de la ley y de la separación de poderes. Quieren que el resto de los Poderes se rindan también a su amo. Y quieren evacuar sus hediondos excrementos antidemocráticos sobre el cimiento de la democracia, la constitución.
Pero lo terrible es que finalizan así su edicto: "Si es necesario, la solidaridad catalana volverá a articular la legítima respuesta de una sociedad responsable".
Editorial antidemocrático propio de la Alemania de los años treinta, golpe mediático a la democracia, llamada a la sedición. Sencillamente, llamada a la sedición.
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