MONTILLA, EL MUÑIDOR DEL TRIPARTITO

La añagaza de Zapatero dando una patada en el trasero a Maragall y postulando como candidato a la Generalitat por el PSC a Montilla tendrá su parte de éxito. No hay duda.

Son muchos los catalanes que votan izquierda por convicción, por tradición o por origen, que ignoran que no fue Maragall sino Montilla el muñidor del antidemocrático Pacte del Tinell y del fracasado tripartito. Y que ignoran que aunque Maragall pertenezca a la burguesía catalana siempre caciquil y por tanto nacionalista, Montilla es un pobre catalán de origen cordobés que siente un irresistible complejo de inferioridad, complejo inoculado como adormidera desde siempre por el nacionalismo catalán a los inmigrantes que llegaban de otras tierras de España más pobres. Y ese complejo le hace, como a tantos inmigrantes en Cataluña y el País Vasco, adoptar la fe del converso, la fe de Torquemada, porque no hay que olvidar que el nacionalismo es una religión política.

Por eso Montilla es tan nacionalista como Maragall, pero por converso es todavía más fanático que Maragall o Mas. Aproximadamente como otro converso inquisitorial y sectario, Carod-Rovira.

Pero hay que advertir que esos ciudadanos de Cataluña que votan al PSOE en las generales y se abstienen en las autonómicas, esos ciudadanos que abominan de haber votado al PSC hace tres años para sufrir luego un nacionalismo más extremo que el de CiU, esos ciudadanos que nunca votan por la corrupción generalizada de los partidos oligárquicos de listas cerradas, esos ciudadanos que no votan al PP por sentirse liberales y no nacional-católicos, esos ciudadanos que aunque hayan votado al PP de Cataluña reniegan del pasteleo de Piqué con CiU, esos ciudadanos que hasta ahora se sentían huérfanos de un partido de los ciudadanos, esos ciudadanos de amplio espectro político pero que pueden englobarse en la denominación abierta de progresistas, ahora tienen una nueva opción electoral: Ciudadanos, el Partido de la Ciudadanía.