Algunos ciudadanos de Cataluña somos conscientes de que esta comunidad se ha convertido en una dictadura blanca, o silenciosa, o como la queramos llamar, es decir, en un régimen formalmente democrático porque se celebran elecciones, pero donde como en la Alemania de los años treinta no impera la ley, ni la separación de poderes, sino la supuesta voluntad mayoritaria de un pueblo ejercida por su oligarquía política.
Resulta lamentable que se celebre con alborozo por todos los medios de comunicación y políticos locales la demostración empírica de que aquí reina el pensamiento único. Pues el hecho de que hace unos meses se publicara un 'editorial único', y ahora se nos exhiba obscenamente un 'artículo único' escrito por 62 articulistas unipensantes demuestra precisamente, sin dejar lugar a dudas, que en la sociedad catalana se ha implantado el pensamiento único, es decir, el totalitarismo sociocultural.
Naturalmente esta malas hierbas no han nacido por generación espontánea, sino por la cuidadosa siembra y delicado cultivo de los 23 años de gobierno pujolista. Pero el punto de inflexión se dio en 2003, el funesto año en que el socialista Maragall ganó las elecciones catalanas y formuló su tripartito para birlar el gobierno a los nacionalistas de CiU con más nacionalismo, entonces Cataluña cayó en el pensamiento único de manera irreversible. Y su primera demostración empírica fue el pacto del Tinell, por el que se pretendía excluir de la vida política catalana al PP, el único partido que entonces se oponía a la dictadura blanca.
El nacionalismo, en sus variopintas versiones, por pretender subyugar la libertad individual en nombre de una inexistente libertad colectiva, por pretender ahogar el pensamiento crítico en la ciénaga pantanosa del sentimentalismo, por pretender someter los derechos de las personas a los imposibles derechos de los muertos y de las piedras, es claramente una expresión ideológica del pensamiento único, como pueda serlo el comunismo cambiando nación por proletariado o el fundamentalismo religioso mutándola por secta.
Pero la gran traición a la democracia española no ha sido ejercida por los nacionalistas periféricos, que siempre han sido y serán una minoría, sino por un PSOE que en manos de Zapatero se transformó de partido federal a confederación de partidas, y el posterior desenganche del PP que al ver revalidar el gobierno de ZP en 2008 aceptó entrar en el juego centrifugador y recuperar las rancias esencias regionalistas y neocarlistas de la funesta CEDA pensando, quizá con razón, que su única forma de llegar a la Moncloa era a lomos de la Bestia, es decir, de los nacionalistas.
4 comentarios:
Buenas tardes Capitán. Esos son los hechos y los temas, en este caso en Cataluña. Pero quiero creer que no cuela, que cada vez cuela menos y que en las próximas elecciones (como en los 'neurareferendums') la población dará un segundo pensamiento, muy diferente. Un Abrazo.
Hola, hace tiempo que te sigo. Me gusta mucho tu blog, muchas de tus críticas son muy acertadas. Que hubiera una Cataluña ilustrada es lo que nos gustaría a muchos, pero en estos momentos,con todos los medios de comunicación a una, es una ilusión. Pero quería también sumarme al comentario anterior. Espero que sí, que la ciudadanía despierte y en las elecciones dé este "segundo pensamiento". No hay mal que cien años dure, debemos ser optimistas.
¿tú alardeas de Cataluña española y tienes una banderita del Tibet de la teocrácia del Dalai Lama?. Anda ya, lo qué tu eres es un derechista rancio.
Apaga y vamonos.
Saludos españoles republicanos y jacobinos.
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