Zapatero repartirá el dinero de todos los españoles, que pagamos igual independientemente de la comunidad en la que vivamos –excepto en el Reino de Navarra y Señorío de Vizcaya, reliquias medievales avaladas incomprensiblemente por la constitución- repartirá el dinero decía, de forma desigual. Todo el dinero para sus taifas: a Cataluña por el PIB, a Andalucía por la población, a Baleares por sus insularidad, a no sé quién por lo que haga falta, cualquier excusa es buena; toda la pasta para sus señores feudales, muy poca para los demás.
Y que nadie piense que los ciudadanos de Cataluña vamos a salir beneficiados con este supuesto ‘chollo’ que ZP ofrece al barón Montilla para que no pierda el gobierno tripartito. El incremento de los fondos en Cataluña se va a dedicar a la construcción, pero no al sector ahora en crisis del ladrillo, sino a la ‘construcción de la nación catalana’. El dinero que se va a quitar a los españoles que no son vasallos del ‘Príncipe de los bobos’ va a ser utilizado para impedir a los catalanes que lo desean estudiar en lengua española, en crear y mantener falsas embajadas superfluas por todo el mundo, en subvencionar a los indios Tabajara, en supercoches tuneados, en fin, en mil y una idioteces nacionalistas.
Es necesaria una regeneración democrática en España, a la vista está la corrupción de los grandes partidos, pero también una reforma democrática de la constitución que imponga la igualdad de todos los ciudadanos independientemente de la comunidad en la que vivan, y la Financiación, junto con la Enseñanza y la Sanidad parecen las claves más urgentes.
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