19 febrero 2011
QUE VIENEN, QUE VIENEN… LOS ASESINOS
Como algunos anunciamos hace mucho tiempo, el aparato político de ETA entrará en los ayuntamientos del País Vasco y de Navarra, y en sus organismos forales. A la organización nacional-terrorista le resulta esencial para seguir existiendo y no desaparecer definitivamente, y por ello el PSOE de Zapatero y Rubalcaba ha diseñado una hoja de ruta que lo permita. ETA necesita que su gente tenga el dinero y el poder -tan básico uno como el otro- dominando ayuntamientos, parlamentos y juntas para así domeñar a muchos ciudadanos en los pueblos y barrios del País Vasco y Navarra.
El esperpéntico espectáculo organizado por los que llevan perteneciendo decenios al aparato político de la organización mafiosa vasca, donde dos conspicuos etarras de guante blanco como Íñigo Iruin y Rufi Etxeberria presentaron un supuesto nuevo partido, con ese nombre tan aldeano de ‘Sortu’ (nacer), tan falaz, sólo puede engañar al que quiera ser engañado.
Personalmente pienso que ni siquiera el Rasputín Rubalcaba pretende que nos creamos que esa nueva marca comercial de ETA vaya a ser legalizada; un aparato judicial sometido al Gran Inquisidor Rubalcaba es posible que la declare ilegal por ser la continuación de Batasuna. Probablemente se trata de una liebre mecánica, ese señuelo corredor que nos entretiene mientras lo perseguimos, en tanto los asesinos se cuelan en las instituciones por medio de agrupaciones electorales, quizá en los ayuntamientos, y a través de una parasitación de EA en los órganos forales.
Triste historia la de Eusko Alkartasuna, pasar de ser un apéndice del PNV a ser una almorrana de ETA.
Y qué decir de esos ‘payasos sin fronteras’, encabezados por el abogado a sueldo de ETA, Brian Currin, parte mediática del proceso de negociación para tener incidencia internacional, comparando lo incomparable, como si esto fuera Sudáfrica o Irlanda del Norte, donde había entre otras muchas diferencias una esencial: en esos países había dos bandos enfrentados y muertos por ambas partes, mientras aquí los dos bandos son prístinos, unos asesinos y unas víctimas. Por eso no puede haber un armisticio, ni un falso abrazo de Vergara, la justicia reclama que haya vencedores -las víctimas- y vencidos -los victimarios-.
Y por eso es de justicia que las ideas políticas de los que han llenado España de muertos, mutilados, heridos, trastornados mentales y familias destrozadas no se puedan defender en ninguna institución, mientras los asesinos, los de las pistolas y los de los escaños, no se rindan, pidan perdón, reparen en lo posible el mal causado y paguen por sus delitos.
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