Ha sido una sesión de las Cortes tristemente histórica, la del 2 de Noviembre de 2005...
Un parlamento democrático se hace el harakiri, y de forma fraudulenta dinamita la constitución que lo sustenta. ¡Increíble! No es una exageración decir que este acto infame protagonizado por ZP guarda alguna semejanza con la Ley de Plenos Poderes del 23/03/1933 aprobada por el parlamento alemán a instancias de Hitler y que supuso el fin de la República de Weimar.
Porque quedó claro que ZP no quiere pactar con el PP la reforma en profundidad para tener un Estatut constitucional, sino que aspira a maquillarlo en las aristas más agresivas pero que siga siendo una auténtica constitución soberana para la mítica nación catalana, para que sea aprobado por los nacionalistas...
Lo grave es la demolición de la soberanía del pueblo español.
Lo triste, para los que somos progresistas, es que los barones socialistas que de boquilla se oponen al Estatut, votaran a favor de su admisión, todos borregos tras el dictado de ZP.
¡Qué cobardes! ¡Qué felones!
Como los rumiantes domesticados, prefieren el calor del establo encadenados al pesebre al frío de la libertad de los campos y las montañas...
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