17 junio 2007

LOS SOVIETS EN LOS AYUNTAMIENTOS


La jornada vivida ayer en el País Vasco y Navarra, continuada hoy con la quema de autobuses y demás parafernalia de guerrilla revolucionaria, es profundamente deprimente. Mientras en el resto de España el día de la constitución de los ayuntamientos era una fiesta democrática, trufada tan sólo por peripecias políticas de algunos pactos atrabiliarios entre partidos, en el norte se manifestaba con nitidez una realidad que sólo unos pocos ven y casi todo el mundo se niega a reconocer.

Ayer se certificó la gravedad de la enfermedad nacionalista en España. Si como dijo hace mucho tiempo el filósofo Fernando Savater "no existen nacionalismo moderado y nacionalismo extremista, sino leve y grave", ayer pudimos observar que la política de apaciguamiento de Zapatero ha permitido que avanzara por todo el país la gravedad del nacionalismo con estatutos inconstitucionales y esperpénticos, y lo que es peor, ha permitido que el nacionalismo terrorista de ETA volviera a las instituciones vascas y navarras, a la par que ganaba la calle en una situación prerrevolucionaria que nada tiene que envidiar con las vividas en la Rusia de 1917 o la Alemania de 1932.

47 ayuntamientos en poder de ETA, 3 que no se pudieron constituir entre la cobardía de los concejales sedicentemente demócratas que se quedaron en su casa con colitis aguda y la subversión de los etarras en los consistorios ante la ineficacia de la supuesta policía vasca, centenares de ayuntamientos donde los etarras gritaban e imponían su voz mientras los concejales electos callaban, localidades donde los nacionalistas de Aralar (el partido que va a dar el gobierno de Navarra al PSOE) cedían parte de sus escaños conseguidos en las urnas a los etarras de ANV que no habían podido presentarse por resolución de la Justicia ...

En fin, ayer los demócratas, salvo honrosas excepciones del PP y UPN, y algunos valientes del PSOE, se quedaron en su casa tomando tanagel o sufrieron la humillación de los etarras, que tomaron las calles ante la inhibición de la policía, e impusieron su fuerza, su violencia y su terror, como quedó reflejado en unas imágenes de Ondarroa, donde los etarras arrojaron la urna por la ventana para que no se constituyera el ayuntamiento. ¡Fuera concejales y diputados, todo el poder para los soviets! pareciera que gritaran en vascuence semejantes energúmenos.

Este es el resultado de la política de Zapatero. Esperemos que los ciudadanos españoles se lo demanden cuando se convoquen las urnas. Mientras tanto, queda claro que uno de los pocos que tenía razón era Fernando Savater, cuando anunció que no había condiciones democráticas para las elecciones en el País Vasco y que deberían ser suspendidas. Ayer todos le dimos la razón, excepto los ciegos políticos, claro.

09 junio 2007

CIUDADANOS Y EL TERCER PARTIDO


El emergente 'Partido de la Ciudadanía' que sorprendió en las elecciones catalanas con la conquista de tres diputados pese al ninguneo, el boicot y la difamación del resto de partidos y de los medios de comunicación, no ha aprobado el examen de las elecciones municipales en Cataluña. Así de claro y rotundo.

Es cierto que ha logrado las actas de 13 concejales y un alcalde, pero es un resultado muy magro para las expectativas levantadas por el éxito del 1 de Noviembre. Porque la realidad es que ha conseguido superar el 5 % de los votos en tan sólo 5 localidades del área metropolitana de Barcelona, y que no ha conseguido ni una concejalía en su objetivo prioritario, la ciudad de Barcelona, ni en su primer 'cinturón rojo' fruto de la inmigración del resto de España: Cornellá, Hospitalet, Santa Coloma ...

Está claro que ahora también luchaba contra el ninguneo, el boicot y la difamación partidistas y mediáticos, pero ya tenía el plus de la representatividad parlamentaria y del superior conocimiento por parte de la ciudadanía. Algo más ha fallado en esta ocasión, y parece lógico pensar que se deba al propio partido neonato. 'Ciutadans' ha sufrido una crisis de crecimiento absolutamente natural y hasta cierto punto benéfica para el futuro de la 'criatura', pero quizá sus dirigentes y sus militantes no la han sabido gestionar.

No es ajeno a la naturaleza de las cosas que haya habido importantes enfrentamientos en la propia ejecutiva de C's por razones ideológicas y de desarrollo del partido, que además de crecer en Cataluña lo hacía también en el resto de España, e incluso forcejeos entre el presidente y el secretario general. La dirección debería haber mostrado más madurez política, aunque si estamos hablando de políticos no profesionales, de ciudadanos que se lanzan a la política, quizá no podíamos esperar otra cosa. Pero lo que resulta tremendamente ilustrativo es que haya habido algún afiliado de C's, algún resentido que haya filtrado estos enfrentamientos en plena campaña electoral a la prensa más derechista, el diario La Razón. El tal Mario Acosta, ex coordinador de la agrupación de Sevilla, ha dado a los medios y partidos la carnaza que necesitaban para lanzarse a degüello contra 'Ciudadanos' en el momento oportuno, ahora tanto desde la izquierda y el nacionalismo como desde la derecha más conservadora.

Los dirigentes y afiliados de C's no han dado la talla en estas elecciones, pero eso no significa que el partido no tenga futuro. La necesidad en España de un tercer partido regeneracionista, que defienda la libertad, igualdad y solidaridad de todos los ciudadanos españoles frente al terrorismo, el nacionalismo de todo pelaje y el sectarismo de los dos grandes partidos es hoy innegable. El llamamiento de Fernando Savater y Martínez Gorriarán lo demuestra. El nacimiento imparable de diversas agrupaciones de C's por el resto de España lo prueba.

Tan sólo cabe esperar que en el congreso extraordinario del 30 de Junio el 'Partido de la Ciudadanía' demuestre haber superado este sarampión infantil, defina una ideología clara de centro-izquierda ilustrado, liberal, cívico y reformista -sin ambivalencias ideológicas que hasta ahora han permitido la infiltración de oscuros personajes de la derecha nacionalista españolista-, una dirección madura y eficaz sin bicefalias estériles, y una estrategia de convergencia con la 'plataforma pro nuevo partido político' de Savater y compañía, que a ser posible incluya el liderazgo político y social de Rosa Díez, e incluso con otros movimientos cívicos y políticos -liberales, republicanos, demócratas libertarios- que apuesten por la regeneración política en España, la reforma de la Constitución y de la Ley Electoral, para defender la libertad de todos los ciudadanos ante el chantaje terrorista y la igualdad de todos los ciudadanos sin hipotecas localistas.

02 junio 2007

¿BOTAR POR NO VOTAR?


Me resulta patético ver a la dirección del Partido Popular 'botar' en el balcón de Génova 13, supuestamente de alborozo porque los ciudadanos españoles les habían 'votado' por encima del PSOE de Zapatero.

Es cierto que el PP ha sacado 150.000 votos más que el PSOE en el cómputo global de las elecciones municipales, pero eso no significa mucho más que un empate técnico, y más teniendo en cuenta que en las elecciones locales se vota también en algunos casos más la persona del pueblo o ciudad que el partido, aunque sigue siendo cierto que los españoles no votan en función de la labor desarrollada por los gobernantes, sino en función del partido al que pertenecen emocionalmente, como los 'hooligans' se sienten parte del equipo de sus amores.

Lo cierto es que a pesar de la deriva confederalista y filonacionalista de Zapatero, y de su política de apaciguamiento ante ETA, a pesar de las decenas de grandes embustes y mentiras con las que envuelve nuestro AS (Adolescente Solemne) su vacuo y evanescente discurso, a pesar de su abandono de los grandes ideales de la izquierda ilustrada y liberal -libertad, igualdad, solidaridad-, a pesar de todo ello, el PP pierde poder, mucho poder, en unos pocos pero decisivos enclaves para el futuro de los ciudadanos españoles. ¿De qué sirve arrasar en Madrid si el mapa español se cuartea irremisiblemente ante el triunfo de los socialistas en Cataluña, el País Vasco, Andalucía ...?

A pesar de la política de negociación política con una organización terrorista de Zapatero, el PP pierde previsiblemente el ayuntamiento de Vitoria y la Diputación de Álava, único bastión constitucionalista en la Comunidad Vasca, y está en el camino de perder algo todavía más decisivo si cabe, el ayuntamiento de Pamplona y el gobierno de Navarra, el botín tan deseado por el imperialismo nacionalista vasco, por ser el ariete que puede posibilitar la independencia de la mítica Euskal Herria. No merece la pena insistir en la pérdida por parte del PP de varias capitales de provincia y la mayoría de la rica Comunidad de Baleares.

Desgraciadamente, se ha confirmado mi impresión pesimista de la ciudadanía española, este conjunto de nuevos ricos, de advenedizos a la clase pudiente en el concierto internacional, que sólo quiere 'políticas flácidas', políticas posmodernas, políticas de apaciguamiento -con los terroristas, con los separatistas, con los poderosos- envueltas en el papel de celofán del 'buenismo' típico de una miss Universo: paz en un mundo sin guerras ni hambre. Todo ello para que les dejen seguir con su magnífico tren de vida, aunque por ese motivo se pierdan los valores que cimientan la democracia: la libertad de la persona como ciudadano, la igualdad de todos los españoles ante la ley, la solidaridad entre las instituciones autonómicas, la dignidad y la justicia que merecen las víctimas del terrorismo, la separación y equilibrios de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial, etc.

Ante el 'dejar hacer' de un tercio de ciudadanos que se abstienen activamente de votar -más allá de la normal abstención técnica- y el 'voto flácido' de otro tercio de votantes de izquierdas que siguen apostando por el PSOE a pesar de que muchos de ellos no están de acuerdo con su política, queda la evidencia de que la derecha confesional del PP es muy importante pero solo lidera a un tercio de españoles. Por ello se impone la necesidad histórica de la emergencia de un 'tercer partido nacional', de una fuerza política nueva que levante la bandera de la regeneración política y de la defensa del Estado libre, igualitario y solidario, y en definitiva que conforme desde el centro-izquierda un polo para atraer a muchos abstencionistas activos y muchos votantes de la izquierda moderada y con valores que no comulgan con la política sectaria de ZP.

Si ese nuevo partido puede llegar a ser 'Ciudadanos' lo discutiremos otro día, cuando analicemos el fracaso sin paliativos sufrido por esta animosa y joven fuerza política en las municipales de Cataluña.