PENSAMIENTO PI

Decíamos ayer que la posmodernidad se ha hecho dueña de la mayoritaria corriente de pensamiento en Occidente siendo especialmente obsceno su predominio en Europa. Que aquellos polvos seudorrevolucionarios de los hippies y los sesentayochistas que dieron lugar al nacimiento de una Contracultura han traído estos pestilentes lodos de una sociedad sin valores universales.

El pensamiento posmoderno se reconoce por haber dado la vuelta como a un calcetín a los logros de la Ilustración. No hablamos de valores conservadores o progresistas, ni de valores religiosos o laicistas; todos los valores universales son positivos, pertenezcan a un hemisferio político u otro de la Modernidad. Hablamos de la pérdida de valores universales, del relativismo moral, del multiculturalismo, del pensamiento débil, del pacifismo, del ecologismo, del indigenismo, del nacionalismo, del orientalismo, del esoterismo, del libertinaje, del irracionalismo.

Su arma más poderosa es el predominio en la cultura de masas de unos intelectuales y políticos, hijos de la Contracultura, nietos del Romanticismo, que han definido lo que es políticamente correcto -lo suyo- y lo que es incorrecto. Y su sedicente autoridad moral les permite echar a la hoguera a quien piense distinto, es decir, a quien piense por sí mismo. Son los nuevos inquisidores del Santo Oficio PC (políticamente correcto).

Si los abanderados de la posmodernidad son los popularmente llamados progres, hay que decir que buena parte de la derecha ha asumido también la corrección política, el dejar hacer, el relativismo, la transmutación del concepto ilustrado de libertad como imperio de la ley en el de libertad como anarquía.

Por ello los que aprendimos de la Modernidad y de la Ilustración a fundamentarnos en el pensamiento crítico y en la libertad de opinión, aunque seamos tachados de herejes, de librepensadores, de disidentes, de heterodoxos, de espíritus libres, levantamos y levantaremos la bandera del 'pensamiento PI', del pensamiento Políticamente Incorrecto.