02 febrero 2006

LA PRUEBA DEL ALGODÓN DEL ANTISEMITISMO


No seré yo quien niegue que el Estado de Israel ha combatido el terrorismo algunas veces con métodos poco democráticos, ni que existe en ese país un polo de fanatismo religioso judío y/o nacionalista.

Pero ese polo no es mayoritario, en Israel predomina la política civil y laica, y lo que realmente es innegable es que Israel es el único Estado democrático de Oriente Medio, una democracia asediada por regímenes totalitarios de nacionalistas y/o islamistas. Y que sufre desde su nacimiento el asalto inmisericorde del terrorismo más brutal, primero por los nacional-estalinistas de Al Fatah y luego esencialmente por los integristas islámicos de Hamas.

El exterminio de 6 millones de judíos en la culta y civilizada Alemania (o sea, Europa) es algo ininteligible si no se admite un antisemitismo a veces consciente y muchas veces inconsciente en la cultura europea de manera predominante. Muchos autores han demostrado que ese poso antijudío proviene tanto del cristianismo (no sólo el catolicismo, Lutero era un auténtico judeófobo), como del nacionalismo étnico que nace con Herder, pero que se extiende más allá de Alemania, por toda Europa.

Hoy en día el antisemitismo se disfraza de muchas maneras, con muchas imposturas intelectuales, pero tengo para mí que la judeofobia es la prueba del algodón.

Cuando quiera descubrir que es lo que une a los neonazis, a la derecha reaccionaria antiamericana, a los nacionalistas de toda ralea, a esa seudoizquierda indigenista, nacionalista y proislamista, la prueba del algodón se lo mostrará:

Todos los que disparan sus baterías contra la Modernidad, contra la democracia occidental, contra la libertad y la igualdad, tienen algo en común, sean de derechas o de izquierdas: SON ANTISEMITAS.

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