Zapatero no es feliz porque no es libre, y no es libre porque no tiene coraje. Asustado por el "toque" que le dio ETA el 30 de Diciembre para que no pretendiera engañar a la organización terrorista como ha engañado al PSC, a ERC, a CiU y al PP -toque a Zapatero en el cuerpo sin vida de dos ciudadanos ecuatorianos-, pretende llegar a las elecciones municipales sin más muertos sobre la mesa de la Moncloa, y para eso ha soltado a De Juana Chaos, ha excluido a Otegui de la prisión y ha permitido que el aparato político de ETA se presente a las elecciones vascas y navarras bajo el nuevo-viejo disfraz de ANV. Son los tres puntos mínimos que exigía ETA para no atentar antes del 27 de Mayo.
Tampoco parece muy feliz el juez Garzón. ¡Pobre Garzón! ¡Quién lo ha visto, encarcelando a los miembros de Batasuna y cerrando herriko tabernas porque según él eran lo mismo que ETA, y quién lo ve ahora abriendo las puertas de la democracia a los terroristas porque ya no son los que son! Otro hombre sin coraje, y por tanto sin libertad, y en consecuencia infeliz.
El gobierno y la fiscalía de Zapatero, en sintonía con el juez Garzón, han maniobrado inteligentemente para subsumir los informes sobre ANV de la Guardia Civil en los de la Policía Nacional, al parecer absolutamente infiltrada por topos del PSOE. Lo explican muy bien en los foros de Internet. Todos sabemos -excepto quien no quiere saberlo- que los políticos de ETA se han vestido a lo largo de su historia de lo que ha hecho falta, de Herri Batasuna, de Euskal Herritarrok, de Batasuna, de AuB, de PCTV, de ASB y ahora de ANV. Lo demuestran las notas del jefe político anterior de ETA Mikel Antza y el resto de pruebas de la Guardia Civil, lo demuestra la lógica, y lo demuestran hasta las fotografías.
Naturalmente, supongo que es casualidad que en el atentado islamista del 11-M, que a pesar de las teorías de ciertas gentes no parece que tenga las más mínima relación con ETA, sí que aparecen muchas lagunas y agujeros negros en relación con la aparente negligencia de miembros de la Policía Nacional y sus confidentes. Pero lo que sí está claro es que Zapatero se siente mucho más cercano a la PN que a la GC desde que ocupa el cargo de presidente de gobierno. Y eso le resulta muy útil para sus intereses. Aunque en el fondo quizá eso también le haga infeliz.
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