01 abril 2007

ESPERANZA PARA BARCELONA


El esperpento vivido esta semana en la Cataluña oficial, es decir, en la Cataluña política e institucional que, como demostró el patético referéndum de altísima abstención del nuevo estatuto autonómico, nada tiene que ver con la Cataluña real, la Cataluña de los ciudadanos, ha sido de los que hacen historia.

Cuatro meses ha durado a Montilla el pacto con sus aliados de Esquerra Republicana, sólo cuatro meses, después de haber jurado los independentistas que esta vez el tripartito-2 no iba a ser un vodevil constante como fue el presidido por Maragall. Esa voluntad la manifestaban llamando al tripartito 2.0 "entesa catalana de progrés" o algo parecido, y poniéndose como unos energúmenos si lo llamabas tripartito.

Pues el tripartito -lo siento pero es costumbre muy sana llamar a las cosas por su nombre- ha saltado por los aires con la ocurrencia de un referéndum ilegal para la independencia de esa mítica nación catalana que quieren construir y que por lo tanto no existe, ocurrencia que brotaba como un eructo el domingo pasado en una calçotada y que era fruto probablemente de los ricos caldos que el ex terrorista de Terra Lliure y diputado de ERC Xavier Vendrell había tomado para digerir la pesada ingesta de calçots y su estupenda pero contundente salsa acompañante.

Ahora bien, lo más grave para la democracia española y por tanto para la catalana no ha sido que la extremista ERC, movilizada por la inminencia de las elecciones municipales, haya llevado semejante majadería política al parlament para ser debatida y votada. Lo gravísimo es que la federación de CiU que algunos llaman nacionalista moderada haya exhibido también su vistoso plumaje y su galanteo histriónico de macho en celo y haya realizado otra propuesta de referéndum independentista, tan ilegal como el de Esquerra.

En el patético debate para la ilegal e irreal independencia, entre los extremistas nacionalistas y los "cornudos apaleados" del PSC e ICV, tan sólo dos partidos han dado la talla de fuerzas democráticas y sensatas: el PPC y Ciutadans. Todos los demás, el famoso PUC o Partido Unificado Catalán ha hundido a la Cataluña oficial en una ciénaga política de negras consecuencias para los ciudadanos, a los que traen sin cuidado estas estupideces identitarias, pero preocupan asuntos como la vivienda, la inseguridad, el transporte público y tantos otros.

Confiemos en que estos dos partidos consigan atraer al renuente electorado catalán en las elecciones que vienen, especialmente ese fenómeno político emergente que es C's, esa izquierda liberal y posnacionalista que dio la sorpresa en las autonómicas, y que acaba de presentar a una joven ciudadana, Esperanza García, como alcaldable para la ciudad de Barcelona. Pocas dudas caben de que esta mujer será concejal, pero resultará interesante saber cuántos compañeros de partido le acompañarán en el consistorio de la ciudad Condal, si el ex socialista Villacorta será uno de ellos, y si podrán decidir con su voto el color de la alcaldía.

Esperanza para Barcelona. Salud, ciudadana.

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