Formalmente, Zapatero no ha sido invitado porque España no forma parte directamente del G-20, pero nuestro país está representado en ese 'club privado' por medio de la Unión Europea, y en concreto por el presidente de la Comisión Durao Barroso.
Lo formidable es que el poderosísimo aparato de 'agitprop' de Zapatero -uno de los mejores del mundo, pues ha hecho jefe del Ejecutivo español por dos veces a un ignorante y frívolo vendedor de crecepelos populistas como el diputado leonés- ha logrado convertir lo que es una exclusión aparentemente lógica en una demagógica campaña de victimismo -una vez más- a cuenta de la supuesta persecución por parte del demonizado Bush, del mismísimo Lucifer, como dijera el compañero de ZP, el caudillo populista venezolano Hugo Chávez.
Más de la mitad de la narcotizada sociedad española traga el anzuelo populista, las crédulas gentes que creen en uno de los más perversos mitos de la posmodernidad, el del buenismo y su secuela el pacifismo, y que adoran a Zapatero a pesar de sus engaños y de sus fracasos porque les habla de ansia infinita de paz, de talante y de diálogo, de conceptos discutibles y discutidos, de alianzas de civilizaciones, de nación de naciones y de otros muchos brebajes ideológicos.
Y la realidad es que Zapatero no puede ir a esa cumbre económica mundial porque España, repito, no forma parte del G-20; pero lo que es cierto es que EEUU podía haber propuesto otro formato, seleccionando países y líderes mundiales que tuvieran algo importante que decir ante la que quizá es la mayor crisis contemporánea. Y por supuesto se podía haber elegido a España como undécima potencia económica -que no octava como afirma demagógicamente Zapatero-, pero nunca se habría elegido a un líder antioccidental como Zapatero, cuya política internacional desde hace cuatro años ha sido ofender a EEUU y sus aliados -ofensa gravísima para un norteamericano como es el agravio a su sagrada bandera, retirada unilateral y vergonzosa de Irak con petición expresa de que otros países también lo hicieran, ventas de armamento a Venezuela, etc- y establecer alianzas tercermundistas con los Estados antioccidentales de todo el mundo, la mayoría de ellos filoterroristas, como la dictadura cubana, los regímenes indigenistas de Latinoamérica encabezados por el golpista Chávez, las teocracias islámicas lideradas por Irán, etc.
Ciertamente ZP es capaz de convertir sus tremendos fracasos políticos en charlatanería populista, pero no es mérito suyo, es todo de esta sociedad española de 'nuevos ricos' que en su infantilismo político sólo escucha lo que quiere oír, bonitas palabras de un convincente vendedor de crecepelo. Pero atención, porque quizá la crisis económica deje a más de un progre de salón con una mano y otra detrás, y se dé cuenta entonces de que un gobernante no está ahí para adormecernos con su cháchara buenista sino para solucionar los problemas, y sobre todo para no crearlos donde no existen.
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