EL LOBO NACIONALISTA

Ayer en Viena el padre y el hijo de ese nuevo fantasma que recorre América latina, ese izquierdismo étnico y populista que yo denomino indo-socialismo porque trae aromas y sabores del nacional-socialismo, mientras el abuelo se fumaba satisfecho un habano porque no puede salir de su país sin correr el riesgo de ser detenido por crímenes contra la humanidad, ayer decíamos Evo Morales y Hugo Chávez citaban al camarada Mao Zedong y su patética definición del imperialismo como un tigre de papel.

Se le escapó a Chávez la cita del Gran Timonel chino, de ese inventor del socialismo nacional responsable según rigurosos estudios de la muerte de 70 millones de personas, de 70 millones de chinos que sufrieron su locura dictatorial.

Y es que cuando rascas siempre encuentras lo mismo, da igual lo que se llama nacional-socialismo que lo que se denomina socialismo nacional: el lobo nacionalista no deja de ser un lobo para el hombre aunque se disfrace con la piel de cordero socialista.

Mao Zedong dio la vuelta como a un calcetín a la utopía comunista, no por ello menos criminal, pero convirtió el comunismo asiático en una nueva ideología de "liberación nacional", es decir, de nacionalismo disfrazado de socialismo, igualmente criminal, claro.

De allí saltó a la América Latina de las manos del Che Guevara, que ayer inundaba con su efigie la "contracumbre" de Viena. Fidel Castro, oportunista genético, sólo se refugió en la fenecida URSS cuando el vecino estadounidense amenazaba con asaltar su corralito...

Por eso a pesar de la caída del Muro de Berlín hace ya muchos años, la semilla maoísta rebrota en la América pobre, de la mano de indigenistas guevaristas con los que extrañamente el demócrata Zapatero se siente como entre amigos.

Me repito: es el mismo lobo nacionalista de siempre disfrazado con la piel de cordero del socialismo para engatusar al pobre rebaño que pasta apenas en el altiplano.