13 marzo 2006

CONTRACORRIENTE


La izquierda oficial española navega a contracorriente de otras izquierdas europeas. Es cierto que desde la caída del Muro muchos izquierdistas europeos navegan a la deriva, como náufragos en el océano. Son aquellos que callaron cobardemente ante el Gulag o que al menos miraron para otro lado mientras se cometía un genocidio en nombre del mito de la Dictadura del Proletariado, tan trágico o más que el extermino producido por el otro mito del siglo XX, el mito de la Raza Aria.

Izquierdistas náufragos que se agarran a falsas tablas de salvación como el relativismo cultural. Relativismo cultural que es la madre de todas las batallas contra la Modernidad que está librando parte de la izquierda europea. El relativismo cultural es el inspirador de esa izquierda posmoderna que defiende ideas tan reaccionarias como el nacionalismo, el indigenismo, el islamismo, el populismo, el orientalismo, el retroecologismo y tantas otras.

Naturalmente más allá de los burós políticos de la izquierda oficial, existe una izquierda prístina, una izquierda cívica, que todavía defiende los valores de la Ilustración, la separación de poderes, la ciudadanía, la libertad, la igualdad, la solidaridad, el laicismo, la pluralidad.

Pero al menos alguna izquierda oficial europea no se ha hundido tanto en la fosa reaccionaria como la izquierda de Zapatero, con un PSOE rehén de este iluminado –que no ilustrado- que conduce a la izquierda española hacia el abismo de la explosión multinacionalista.

Mientras ZP nos arrastra hacia una España confederal de facto, con graves desigualdades culturales, económicas y sociales, la izquierda italiana liderada por Prodi –con todos sus defectos socialcristianos que se quiera- recoge firmas para promover un referéndum contra la política federalizante del gobierno conservador de Berlusconi y sus aliados nacionalistas. Y la izquierda alemana, gobernante en grosse koalition con la Democracia Cristiana, promociona el recorte federal de los länder germanos para hacer más eficiente y más igualitario el funcionamiento del Estado alemán.

Está claro que Zapatero navega a la deriva en el océano del relativismo cultural, pero es que encima navega a contracorriente de sus correligionarios –nunca mejor dicho por el aspecto sectario de la izquierda europea- italianos y alemanes.

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