Es inagotable el caudal de intromisiones del poder político en el judicial
en esta España inviable. Quizá dos de los últimas más graves han sido obra del
hombre de las cavernas, del rasputín socialista que dio un golpe de mano el 13
de Marzo de 2004 para conquistar el poder para el PSOE tras la matanza de Madrid
y el desconcierto del gobierno de Aznar. De ese hombre que se hace llamar
'Alfredo' por sus periodistas paniaguados, y exige el 'señor Rubalcaba' para
los periodistas críticos.
Rubalcaba utilizó 'el comodín del Tribunal Constitucional', la sentencia de
un órgano político para anular un auto inapelable del Tribunal Supremo sobre la
ilegalidad de Bildu por pertenencia a ETA. Ese golpe institucional permitió que
el aparato político de ETA infectara la diputación de Guipúzcoa, el
ayuntamiento de San Sebastián y otros 122 municipios en el País Vasco y
Navarra. El triunfo de ETA como organización política que es, y que utiliza el
terrorismo sólo como medio para conseguir sus fines totalitarios por desistimiento
de los demócratas.
Y ahora Rubalcaba ha utilizado 'el comodín de la Audiencia Nacional' para
frenar la imputación de sus subordinados policiales en el caso del chivatazo a
ETA cuando el 'señor Rubalcaba' negociaba con los terroristas, decía que había
verificado la tregua mientras ETA chantajeaba a los empresarios y robaba
armamento, y por tanto no quedaba bien detener su fuente de financiación por
extorsión. Para ello el ventrílocuo Rubalcaba ha utilizado a uno de sus títeres
más premiados y paniaguados, el 'estómago agradecido' del juez Gómez Bermúdez,
el enterrador de la investigación de la masacre del 11-M.
Así que como primera petición a los partidos de la oposición que pueden
relevar al PSOE, partido en estado de 'corpore insepulto' por la negligencia de
Zapatero y la demagogia de Rubalcaba, el que firma estas líneas apunta este
primer eslabón para la regeneración democrática: Separación de Poderes, es decir, independencia del Poder Judicial,
reforma o eliminación del Tribunal Constitucional, elección profesional de los
miembros del CGPJ, independencia del Fiscal General de Estado, etc. Sin este
primer pilar del Estado democrático, la separación de Poderes, nuestra España
inviable se irá por el desagüe de la historia.
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