02 junio 2007

¿BOTAR POR NO VOTAR?


Me resulta patético ver a la dirección del Partido Popular 'botar' en el balcón de Génova 13, supuestamente de alborozo porque los ciudadanos españoles les habían 'votado' por encima del PSOE de Zapatero.

Es cierto que el PP ha sacado 150.000 votos más que el PSOE en el cómputo global de las elecciones municipales, pero eso no significa mucho más que un empate técnico, y más teniendo en cuenta que en las elecciones locales se vota también en algunos casos más la persona del pueblo o ciudad que el partido, aunque sigue siendo cierto que los españoles no votan en función de la labor desarrollada por los gobernantes, sino en función del partido al que pertenecen emocionalmente, como los 'hooligans' se sienten parte del equipo de sus amores.

Lo cierto es que a pesar de la deriva confederalista y filonacionalista de Zapatero, y de su política de apaciguamiento ante ETA, a pesar de las decenas de grandes embustes y mentiras con las que envuelve nuestro AS (Adolescente Solemne) su vacuo y evanescente discurso, a pesar de su abandono de los grandes ideales de la izquierda ilustrada y liberal -libertad, igualdad, solidaridad-, a pesar de todo ello, el PP pierde poder, mucho poder, en unos pocos pero decisivos enclaves para el futuro de los ciudadanos españoles. ¿De qué sirve arrasar en Madrid si el mapa español se cuartea irremisiblemente ante el triunfo de los socialistas en Cataluña, el País Vasco, Andalucía ...?

A pesar de la política de negociación política con una organización terrorista de Zapatero, el PP pierde previsiblemente el ayuntamiento de Vitoria y la Diputación de Álava, único bastión constitucionalista en la Comunidad Vasca, y está en el camino de perder algo todavía más decisivo si cabe, el ayuntamiento de Pamplona y el gobierno de Navarra, el botín tan deseado por el imperialismo nacionalista vasco, por ser el ariete que puede posibilitar la independencia de la mítica Euskal Herria. No merece la pena insistir en la pérdida por parte del PP de varias capitales de provincia y la mayoría de la rica Comunidad de Baleares.

Desgraciadamente, se ha confirmado mi impresión pesimista de la ciudadanía española, este conjunto de nuevos ricos, de advenedizos a la clase pudiente en el concierto internacional, que sólo quiere 'políticas flácidas', políticas posmodernas, políticas de apaciguamiento -con los terroristas, con los separatistas, con los poderosos- envueltas en el papel de celofán del 'buenismo' típico de una miss Universo: paz en un mundo sin guerras ni hambre. Todo ello para que les dejen seguir con su magnífico tren de vida, aunque por ese motivo se pierdan los valores que cimientan la democracia: la libertad de la persona como ciudadano, la igualdad de todos los españoles ante la ley, la solidaridad entre las instituciones autonómicas, la dignidad y la justicia que merecen las víctimas del terrorismo, la separación y equilibrios de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial, etc.

Ante el 'dejar hacer' de un tercio de ciudadanos que se abstienen activamente de votar -más allá de la normal abstención técnica- y el 'voto flácido' de otro tercio de votantes de izquierdas que siguen apostando por el PSOE a pesar de que muchos de ellos no están de acuerdo con su política, queda la evidencia de que la derecha confesional del PP es muy importante pero solo lidera a un tercio de españoles. Por ello se impone la necesidad histórica de la emergencia de un 'tercer partido nacional', de una fuerza política nueva que levante la bandera de la regeneración política y de la defensa del Estado libre, igualitario y solidario, y en definitiva que conforme desde el centro-izquierda un polo para atraer a muchos abstencionistas activos y muchos votantes de la izquierda moderada y con valores que no comulgan con la política sectaria de ZP.

Si ese nuevo partido puede llegar a ser 'Ciudadanos' lo discutiremos otro día, cuando analicemos el fracaso sin paliativos sufrido por esta animosa y joven fuerza política en las municipales de Cataluña.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Sobre Ciutadans. Mi análisis:

1)-Fracaso, porque las expectativas eran entrar en Barcelona o, al menos, en alguna capital de provincia. Y no se ha conseguido.

2)-Optimismo (moderado) porque, no lo olvidemos, Ciutadans ni siquiera existía hace un año y tiene 13 concejales y se ha quedado a las puertas de sacar representación en una veintena de ciudades del entorno de Barcelona. Además, ha conseguido casi 70.000 votos (de los 90.000 de las autonómicas), cuando sólo se presentaba en poco más de 80 municipios (65% de la población).

3)-Toque de atención para la dirección: que espabilen, y que solucionen los problemas internos. Y a seguir trabajando, para las Cortes, que no es poco.

Endavant Ciutadans!. La lucha continua.
Joan