15 junio 2008

PP FORAL, PP ANTILIBERAL


Ayer se manifestaban en Gerona contra el empleo de agua del río Ter en el área metropolitana de Barcelona (sic); anteayer -y así llevan años- se manifestaban en la Tierras del Ebro contra el trasvase de agua del Ebro a Barcelona; desde siempre, los aragoneses se oponen a que agua del río más caudaloso de España llegara a la Ciudad Condal o a las sedientas huertas de Valencia y Murcia. El estatuto andaluz defendido por el PSOE de Chávez y el PP de Arenas pretende 'blindar' el Guadalquivir -y de paso el flamenco-. El estatuto aragonés socio-popular también predica el 'blindaje' del Ebro. ¿Es necesario seguir con este cúmulo de disparates tan sólo superado por alguna ministra analfabeta?

Cualquier político español que no jugara a la demagogia populista y localista debería proclamar que el agua y los ríos no pertenecen a los territorios, sino a las personas, y que por lo tanto no son privilegio de los neocaciques locales sino de quienes detentan la soberanía nacional: los ciudadanos de España.

Pero el tema del agua es solamente un síntoma más de los muchos que proclaman lo inevitable: España avanza hacia la cantonalización y la implosión final, y la Constitución del 78 lleva camino de acabar como la desdichada Primera República, con el grito de ¡viva Cartagena libre!

El PSOE busca la república confederal que disuelva la nación política española en diversas naciones culturales soberanas -divide y vencerás-, pero parece que el PP ha descubierto que ese es el camino para llegar a la Moncloa, y pretende resucitar la España de los Austrias, volver a los reinos feudales con sus fueros y privilegios.

¿Una prueba? Por si no bastara el neofeudalismo de Arenas, Camps, Soria o Núñez-Feijoo, ahí está la ejecución política de María San Gil para sustituirla por Antonio Basagoiti. El próximo jefe del PP vasco por dedazo de Rajoy ya ha manifestado su objetivo: convertir el PP vasco en otra UPN, un PP pegado al territorio, un PP foral; es decir, volver a la política del tradicionalismo más reaccionario, de la defensa de los privilegios históricos y localistas, del fuerismo antiliberal.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Todas estas ideas proceden de Arriola, Lasalle y, por supuesto, de los barones regionales que están muy contentos con Rajoy (les ha dejado y les dejará hacer lo que quiera).

Y lo que se está demostrando cada vez más es la falta de principios y la hipocresía de Rajoy...

Con el Estatuto (infame) de Cataluña se han tapado el de Valencia, Aragón, Baleares o Andalucía... Todos apoyados por el PP.

Ahora se quita la careta y apuesta por un PSOE bis, pero conservador o centrista o lo que sea. En todo caso reaccionario (a igual que el PSOE). Porque esto que ahora propugnan no tiene nada de progresista. Defender privilegios y desigualdades es lo más reaccionario que hay.

Creo que los Vidal-Quadras, Abascal y cía deberían dar un paso adelante y presentar una candidatura alternativa. Da igual que no tengan avales o si se pierde, pero sería un gesto de dignidad muy importante.

Anónimo dijo...

A pesar de estar de acuerdo prácticamente con todo lo que dices (y no sólo en este post), me resulta molesto ver siempre cómo se califica a los aragoneses de egoístas insolidarios que rompen, a través de su estatuto, la gestión estatal de las aguas del Ebro en perjuicio de todos los ciudadanos (de Barcelona, Valencia, Murcia, o de donde sea)
Y el argumento se apoya en las proclamas y manifestaciones populistas (reales, multitudinarias) en contra del trasvase, el estatuto de autonomía, etc.
Pero hay que tener en cuenta también el punto de vista de los aragoneses. Y conste que no soy en absoluto nacionalista o regionalista aragonés. Creo de forma absoluta que la ciudadanía española, al amparo de la Constitución que es el pacto fundacional, es la garantía de libertad e igualdad de las personas ante la ley.
En todo el arco mediterráneo hace falta agua. Cierto. Además, aunque se haga el trasvase, seguirá habiendo necesidad de más agua. Y no sólo (ni principalmente) para la agricultura. Toda la costa está siendo edificada de forma prácticamente continua, y las urbanizaciones crecen hacia el interior y alcanzan varios kilómetros. Y seguirá creciendo (Con el paréntesis de la crisis actual). Y este crecimiento que empezó en el franquismo, genera trabajo, actividad, riqueza, inmigración, aumento de población, etc. y consecuentemente mayor poder político-económico e influencia en el gobierno central por parte de los gobiernos autonómicos (incluido el número de diputados en el Parlamento).
En Aragón mientras tanto en estos treinta años han desaparecido cientos de pueblos, los que quedan están habitados por ancianos, y sólo ha quedado una ciudad: Zaragoza. El desequilibrio es brutal. Y no hay otro recurso que el agua. Y en 1992 se firmó por parte de PSOE y PP, además de otros partidos regionales, el famoso pacto del agua, que regulaba varios ríos y ejecutaba obras de regadío y otras inversiones con el fin de equilibrar el territorio y la distribución de población.
Han pasado 16 años y no se ha hecho nada. La población en la región apenas crece por la inmigración, sólo envejece y la despoblación del campo es ya irreversible.
Una organización equilibrada del Estado no puede aceptar esta injusta “desplanificación” económica de los poderes públicos, este federalismo asimétrico, esta discriminación por lugar de nacimiento.
La costa seguirá creciendo y puede desalar agua.
El interior se muere y no tiene otro recurso que el agua.
¿Por qué no se ejecuta primero el pacto del agua de Aragón, y luego se trasvasan todas las aguas sobrantes?
¿Por qué es tan difícil de entender esto y tal fácil decir que los aragoneses somos insolidarios?