26 octubre 2007

CONSTRUIR UNA NACIÓN O CONSTRUIR EL BIENESTAR


Esta izquierda posmoderna que nos ha tocado sufrir, tan alejada de la izquierda prístina que se rebeló contra el Antiguo Régimen y trajo a Occidente el triple ideal de libertad, igualdad y fraternidad, esta izquierda de Zapatero que vive de la propaganda para gentes narcotizadas, del vacío intelectual vestido de solemnidad, de la demagogia barata anti-PP y especialmente del populismo más rancio y oportunista que en la historia ha sido, esta izquierda reaccionaria de Zapatero, se ha dedicado durante cuatro años a caminar de la mano de los nacionalistas en su proyecto de destrucción de la nación política de ciudadanos que es España para construir sobre sus ruinas las míticas nacioncillas étnicas y culturales.

El populismo es un cáncer político que históricamente ha invadido tanto el cuerpo ideológico de la izquierda como el de la derecha. Pero desde la caída del Muro de Berlín la mayor parte de la izquierda europea se ha quedado sin referencia, se ha convertido en un agujero negro en palabras del sabio George Steiner, y ha adoptado el populismo más extremo como salvavidas en su naufragio.

Populismo es el pacifismo de Zapatero que empleó como martillo para demoler a Aznar y en consecuencia al PP, populismo es su obstinación en abrir las heridas de la guerra civil que cicatrizó la Transición, populismo es su programa de confederalización de España que sólo puede acabar como acabó la primera República, gritando ¡viva Cartagena libre!, populismo es su proyecto de negociar políticamente con ETA vistiéndolo de ansia infinita de paz, populismo es su afán televisivo por inaugurar todo lo que se mueve y 'como sea', incluyendo la llegada de un AVE imposible a Barcelona.

Mientras en otras comunidades autónomas como Madrid se han dedicado a construir infraestructuras para los ciudadanos, en Cataluña los nacionalistas y socialistas cogidos de la mano se han dedicado a construir una nación inexistente -si Cataluña fuera una nación no tendrían que construirla los nacionalistas, y ese es su proyecto declarado-. Y ahora que llegan las elecciones entran las prisas, y pretenden acabar una construcción material que han olvidado durante toda la legislatura zapaterina. Y en consecuencia colapsan el área metropolitana de Barcelona, hacen la vida imposible a miles de ciudadanos y hunden a la ciudad condal en el caos. Y lo del hundimiento no es una metáfora sino algo muy real.

Pero en el pecado llevan la penitencia. La mayoría absoluta de esos ciudadanos han votado a políticos que les prometieron construir una nación, no el bienestar que aportan unas infraestructuras propias del siglo XXI. Es duro decirlo, pero es así. Quizá la próxima vez esa mayoría de ciudadanos debería plantearse votar por partidos serios, que propongan programas racionales y realistas, que solucionen los problemas de las personas, y se olviden de la mitología nacionalista y del populismo socialista. Partidos que prometan la construcción del bienestar de los ciudadanos, y no la construcción de una entelequia como son esas nacioncillas míticas.

En Marzo veremos si alguien ha aprendido la lección.

1 comentario:

El Cerrajero dijo...

Pues si, en marzo tenemos una única oportunidad todos los españoles, en caso de que el viruZ del aborregamiento no haya hecho ya tantos estragos que tengamos que darlo todo por perdido.

En marzo veremos si hay solución racional al diZParate en el que nos han metido los políticos.