31 enero 2010

UN ESTADO DELGADO PARA LAS VACAS FLACAS


El ‘sindicalista’ Zapatero ha puesto, al fin, en pie de guerra a los sindicatos. Seis años engañándoles con prebendas, regalías, sinecuras, chollos, canonjías y momios han acabado. Bien estaría si los perjudicados fueran tan sólo los funcionarios de los sindicatos oficiales. Mal estaría si los damnificados fueran los trabajadores españoles. Pero peor, mucho peor, es que los apaleados por el flautista de Hamelin monclovita seamos todos los ciudadanos españoles sin excepción.

Hace unas horas que los socialistas todavía se ufanaban de la solidez del sistema de pensiones públicas de España. Ahora nos dice nuestro charlatán de feria que éste está en peligro si no se hace lo que él, prestidigitador de lujo de la propaganda, se ha sacado de la chistera. La jubilación obligatoria a los 67 años es una injusticia porque lesiona derechos adquiridos de millones de ciudadanos, pero lo peor es que es un parche que no soluciona la gravísima quiebra a futuro de la Seguridad Social.

La irresponsabilidad política de Zapatero ha balcanizado España dinamitando la libertad de los ciudadanos que vivimos en la periferia. La irresponsabilidad económica de Zapatero ha dinamitado las bases presupuestarias del Estado, elevando el déficit de manera descomunal y no resolviendo el paro galopante que nos asola.

La solución no vendrá sólo de la jubilación a mayor edad, que nunca deberá ser obligatoria sino voluntaria, sino fundamentalmente por cambiar de política económica para marcar como objetivo prioritario, cueste lo que cueste, crear empleo. Porque el sostén de los pensionistas es la masa crítica de cotizantes activos.

Y por supuesto, por ingresar más dinero en las arcas públicas y gastar menos, muchísimo menos. Así de sencillo. Y eso significa entre otras cosas, además de dejar de subvencionar talleres de masturbación, estudios de la raza autóctona del cerdo vasco y viajes de placer a visitar a los indios Tabajaras del Amazonas, adelgazar la estructura demencial del elefantiásico Estado de las autonomías.

Un dato: al principio de la democracia había 700.000 funcionarios en España, y ahora tenemos más de tres millones. Este cáncer corroe las finanzas españolas. Es imprescindible que se reforme la constitución para racionalizar el Estado, de forma que se delimiten las competencias centrales, que deben sumar a las actuales al menos Educación, Sanidad, Fiscalidad e Infraestructuras, para lo que en todo caso haría falta la mitad de los Ministerios actuales, y que las competencias definidas para las Autonomías tengan los recursos justos para satisfacer las necesidades de sus ciudadanos pero no para las locuras de sus gobernantes que se creen reyezuelos de imperios de la señorita Pepis. Y lo mismo a nivel municipal.

En resumen: políticas de creación de empleo y gastos ajustados a los ingresos. Y comenzando por lo obvio: adelgazamiento extremo de los recursos ahora ilimitados en los tres niveles de funcionariado. Un gobierno central flaco, unas autonomías enjutas y unos ayuntamientos magros: un Estado delgado para la época de vacas flacas que nos espera. Así de fácil.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Felicidades, un analisis impecable.