LA OLLA PODRIDA DE CIUTADANS

Nunca pensé que me vería en la obligación moral de escribir lo que sigue, y aseguro que lo hago sin gusto y con infinito pesar, pero las náuseas éticas me revuelven y el vómito político me asalta. Me siento obligado a denunciar la 'olla podrida' en que Rivera ha convertido lo que queda de Ciutadans.

Esta bitácora nació en Noviembre de 2005, como humilde burbuja de espuma de la ola que crecía entonces en Cataluña al aire del manifiesto de Junio de aquel año de quince intelectuales catalanes y su asociación 'Ciutadans de Catalunya' contra el nacionalismo catalán asfixiante, creció con el histórico acto del Tívoli de Marzo de 2006 que parió a Ciutadans como partido político, y alcanzó la juventud con el espectacular éxito en las elecciones autonómicas de Noviembre de 2006 en las que este partido consiguió 3 diputados.

Pero si rápido fue el ascenso, más veloz fue la caída, y a partir de ese momento las luchas intestinas y la gestión manipuladora de Albert Rivera, aquel jovencito que se presentó desnudo en la propaganda electoral como metáfora de su virginidad política pero del cual pronto supimos que nos había engañado a todos al ocultar que había pertenecido a las juventudes del PP. Cosa que no era mala en sí, lo perverso fue ocultarlo.

Ciutadans fracasó en las elecciones municipales de 2007 por éstas y otras razones, y el segundo congreso acabó como el 'rosario de la aurora': la mitad de los afiliados se largó, entre ellos muchos de los intelectuales impulsores, y la mayoría recalaron en el partido de Rosa Díez.

Como explica Arcadi Espada en un contundente 'correo', Rivera se ha unido a un hediondo coro de personajes oscuros para presentarse a las elecciones europeas. Rivera se ha aliado con uno de los hombres más turbios de la política catalana como es Miguel Durán, que ha tenido más suerte que su amigo de correrías Javier de la Rosa que medita en el trullo, que ha dejado de hacer de mamporrero del PSOE desde la Telecinco inicial de las 'mamachichos', que ha dejado de ser nacionalista catalán, rama católica -la semana pasada se dio de baja de Unió Democrática de Catalunya-, y que últimamente estaba en la órbita de la plataforma mediática de Intereconomía, pantalla propagandista del Opus Dei y del integrismo católico. Es Julio Ariza el que ha ideado este mejunje putrefacto, donde no faltan los partidúsculos regionalistas y los tránsfugas ex socialistas de Balbás llamados pomposamente PSDE, y donde el dinero lo pone el fundador del partido paneuropeo Libertas, el magnate irlandés que se caracteriza por su antieuropeísmo, su nacionalismo y su integrismo católico. Con él y con Rivera irán todos los nacional-católicos de Europa, desde los integristas de Polonia hasta los de Italia y Francia.

Albert Rivera en su locura ha decidido suicidarse políticamente y de paso asesinar al partido que preside. Descansen en paz, algunos ya lo anunciamos en 2008. Pero no tenía derecho a morir matando, y mucho menos a prostituir el partido conformando para las elecciones europeas una 'olla podrida' repugnante, porque todavía hay muchos militantes honrados que si son fieles a sus principios y comienzos, tendrán que abandonar ese 'muladar ciudadano'.

En efecto, los históricos militantes antinacionalistas José Domingo y Antonio Robles -que junto al traidor Rivera forman la tripleta de parlamentarios catalanes- no pueden seguir ni un minuto más en ese engendro nacional-católico populista y antieuropeísta, ellos, que han luchado toda su vida contra el integrismo, tanto el nacionalista como el religioso, y contra el populismo, por una España y una Europa cívicas.

Antonio Robles y José Domingo, y todos sus equipos, deberían darse de baja de esa 'olla podrida' y pedir el ingreso en el único partido nacional -pero no nacionalista- que mantiene el espíritu que dio a luz a la asociación 'Ciutadans de Catalunya': ciudadanía, progresismo, liberalismo, laicismo, europeísmo. Ese partido es Unión Progreso y Democracia.