09 febrero 2008

ES LA LEY, ESTÚPIDO


Nuestro AS (Adolescente Solemne) sigue sonriendo en los carteles electorales -"el tonto de la colina, el de la amplia sonrisa estúpida" cantaban The Beatles-, pidiéndonos que creamos en él, él que ha engañado a tirios y troyanos, a ERC con CiU, a CiU con ERC, a Montilla con Maragall, a Maragall con Montilla, a ETA con el PNV, al PNV con ETA. Y lo que es peor, él que ha engañado a los ciudadanos de continuo, con su interesada ansia de paz con el Terror, su cretina alianza de civilizados con bárbaros, su apocalíptica y ecólatra 'Iglesia de Al Gore de los últimos días', su concepto discutido y discutible de la nación española, y ahora con una 'inexistente crisis económica' que está disparando la inflación y el desempleo, y desacelerando el crecimiento económico.

E increíblemente mister Zeta se mantiene alto en las encuestas a pesar de todo ello. Bien es cierto que buena parte de la sociedad española ha entrado en la categoría del 'bobo' -bourgeois bohemian-, es decir de una clase media-alta pero alternativa, plena de progres de salón, feministas de pasarela, ecologistas de moqueta, pacifistas de subvención, rojos de prensa rosa, antisistemas de coche oficial y antiamericanos de limusina hollywoodiense; pero sin duda también es verdad que la oposición del PP no ha sabido evolucionar desde esa derecha tradicionalista y confesional, casi nada liberal y nada progresista que fue su origen.

La prueba más palpable es su iniciativa sobre el gravísimo problema de la inmigración. La propuesta balbuceante e incoherente de Rajoy demuestra que no hay nada peor que una gran idea en una cabeza pequeña. No se trata de que los inmigrantes deban adoptar nuestras costumbres -¿deben gustar del fútbol y de los toros, aprender a hacer una paella, respetar la maravillosa siesta?- para integrarse, lo que es absolutamente natural y necesario, sino que han de adoptar los valores universales democráticos que tenemos en Occidente y que en la mayoría de sus países de origen desconocen.

Y esos valores universales no han de ser subjetivos y discutibles, sino que desde que la Ilustración y la democracia liberal acabaron con el Antiguo Régimen, sabemos que se expresan de manera inequívoca y objetiva con el 'imperio de la ley', con el sometimiento de todos los ciudadanos a una misma ley, porque esa ley es la única que nos garantiza la libertad y la igualdad.

Parafraseando a la manida sentencia del triunfante Bill Clinton sobre Bush padre, podríamos decir a este PP tradicionalista, confesional y conservador, que no sabe oponerse desde el liberalismo progresista a la izquierda reaccionaria, cantonalista y multiculturalista de Zapatero: "No son las costumbres. Es la ley, estúpido".

No hay comentarios: