27 diciembre 2007

LA SANTA MAFIA VASCA


"Tres eran tres, las hijas de Elena, tres eran tres, y ninguna era buena". Una inocente canción infantil que hace referencia a ese número tres tan manido por el esoterismo, sólo superado por el 'mágico' número siete. La Santísima Trinidad es uno de los más conocidos paradigmas religiosos, tanto en el cristianismo como en el hinduismo. También es el número simbólico de Sicilia, isla de forma triangular y cuyo escudo lo afirma en forma de trinacria, el antiguo nombre griego de la isla.

Cuando esta Navidad, a pocos días del asesinato de dos jóvenes a manos de ETA por el mero hecho de ser españoles, esta organización criminal revienta la Nochebuena a varias familias de Valmaseda, resulta repugnante ver la reacción del sedicente presidente de la autonomía vasca, ese presidentillo que equipara a los asesinos con sus víctimas, a los 'herodes' criminales juzgados por el Estado de derecho con los 'santos inocentes'. Y resulta vomitivo oír al 'buen pastor' Uriarte, ese obispillo nacionalcatólico que equipara el sufrimiento de las familias de las víctimas con el de las de sus verdugos nacionalistas. Vomitivo y muy poco cristiano, porque el farisaico clérigo no ignora que las primeras nada pueden celebrar salvo acudir al cementerio a llorar a sus inocentes mártires, mientras las segundas tan sólo tienen que recorrer unos kilómetros para celebrar las fiestas con sus deudos, encarcelados por criminales y asesinos.

Tres eran tres, los hijos de Aitor, tres eran tres, y ninguno era bueno. Uno asesina, otro recoge las nueces, y el 'padrino' todo lo bendice por el bien de la 'famiglia', la familia nacionalista vasca, naturalmente.

Santa Trinidad. Mafia siciliana. Santa Mafia vasca.

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