21 enero 2007

RAYOS Y TRUENOS III

EL HOMBRE ES UN LUPPI PARA EL HOMBRE
(Hobbes se quedó corto)

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Atención a las elecciones de hoy en Serbia; pueden marcar el rumbo de muchas cosas. Primero, que Serbia se incline por el DS (europeísta), o caiga en manos del ultranacionalismo del SRS, lo que le llevaría al abismo. En medio está el partido nacionalista "moderado" de Kostunica que puede inclinar la balanza a uno u otro lado. (Yo cuando oigo la palabra moderado después de nacionalista me echo a temblar). Y en segundo lugar, el resultado puede enconar o no el affaire de Kosovo, cuya independencia por razones étnicas están esperando como el agua de mayo nuestros separatistas catalanes, vascos y gallegos.

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Por fin el Partido de la Ciudadanía ha decidido oficialmente apoyar y acudir a la manifestación contra ETA del 3 de Febrero convocada por el Foro de Ermua, y apoyada por el PP. Supongo que ahora le criticarán los sectarios de izquierda que le aplaudieron cuando C's acudió a la manifestación del 13 de Enero promovida por el PSOE, y que le aplaudirán los sectarios del PP que le criticaron por lo mismo. En fin, además de los sectarios, hay muchas gentes decentes en la izquierda y en la derecha que verán con buenos ojos la inequívoca postura de C's de apoyar las manifestaciones contra ETA las convoque quien las convoque, y las manipule quien las manipule. Porque ese es el ideario del Partido de la Ciudadanía: la libertad y la igualdad del ciudadano por encima de las miserias de los sectarios de uno y otro bando partidistas.


11 comentarios:

Anónimo dijo...

Lamento comunicarte que o bien no has leido las aventuras del Capitán Trueno o no las has entendido nada, pero que nada.

El CApián trueno no estaría en tus posiciones ni en sus horas más bajas.

Lo tuyo es más bien el Guerrero del Antifaz.

Anónimo dijo...

La Catalunya del Capitán Trueno

La Catalunya del Capitán Trueno no existe todavía porque está secuestrada por la ideología más reaccionaria de la Historia, el nacionalismo españolista de raíz franquista. La Catalunya del Capitán Trueno es una sociedad plural, abierta, ilustrada, libre, igualitaria, solidaria, integrada con naturalidad en la nación de ciudadanos que será la Tierra.

Sustituir un nacionalismo pequeño (catalán) por otro mayor (español) no soluciona el problema sino que lo agranda.

Anónimo dijo...

Diario de a bordo (sin navegar y al borde del naufragio)

Autor: Víctor Mora

Traducción: Diana Falcón
Editorial: Ediciones del Bronce: Cuadernos del Bronce, 75 / Edi. Planeta, Barcelona, 2001

ISBN: 84-8453-064-7

Edición original (en catalán): Diari de bord (sense navegar i a punt de naufragi), Columna Edicions, Barcelona, 2000


Tot això de la LITERATURA... i unes altres coses més

Autor: Víctor Mora

Prólogo: Maria-Lluïsa Pazos
Editorial: La Busca edicions, Barcelona, 2004

ISBN: 84-96125-26-2


[ Mar Morollón fotografió a Víctor Mora para esta cubierta. El dibujo del fondo es obra de Ambrós. El dibujo para la cubierta reproducida más abajo es © Víctor Mora. ]

El Caballero de Acero, comentario por Manuel Barrero

Biografía de un escritor que se publicita como «Un paseo por la memoria del creador de El Capitán Trueno», y no sólo eso: tras la fotografía del autor en cubierta aparecen degradados en cierto porcentaje de gris, una imagen de Ambrós de la alegre compañía de amantes y amigos del famoso Capitán. Se trata de una maniobra promocional, que en cierto modo podría calificarse de burda porque si bien es cierto que el libro sirve para introducirse en la memoria de Víctor Mora, el afamado guionista de historietas, no versa sobre sus recuerdos en torno a la industria de los tebeos o sobre los personajes de su creación como El Capitán Trueno, El Jabato, El Corsario de Hierro u otros.

Mora sufrió un accidente vascular cerebral (o cerebro vascular, que dicen los galenos) en 1996 y, al poco tiempo, padeció un cáncer de vejiga. De ambos fue intervenido con éxito, pero el proceso de rehabilitación y recuperación fue lento y, para un hombre de las cualidades de Mora, angustioso.

Es esta angustia en la que se refleja en Diario de a bordo, la fatalista de ver la muerte en lontananza (o, aún peor, el dolor inacabable o la invalidez), la realista de contemplarse más torpe y viejo, la hiriente de conocer el balance final de una trayectoria profesional.

No queda claro si el diario que escribe Mora es realmente parte de su diario personal o si decidió expurgar de este modo –usando este género literario- los demonios que lo atenazaban durante su padecimiento y lenta recuperación. No es eso lo importante, lo que realmente nos importa aquí, como admiradores de la obra de Mora (sea como lectores de historietas, sea como lectores de literatura) es la profundidad de sus reflexiones sobre el porvenir, que le retrotraen fragmentariamente a pasados creativos, a momentos fundamentales de su vida, o a meditar sobre la esencia del mundo en el presente, y también sobre su futuro… Todo eso nos importa, porque nos descubre el esquema humano e ideológico que fundamentó una de las obras de historieta más importantes de la historia de nuestros tebeos.

En Diario de a bordo, el aparentemente hipocondríaco Víctor Mora pronto se nos descubre como un hombre que tiene tanto miedo como los demás a afrontar el dolor pero que demuestra un tesón especial para hacer frente a las adversidades. La afasia de Wernicke que le ocasiona el accidente vascular no le impide reflexionar desde el principio sobre la losa o lastre que ha supuesto su personaje El Capitán Trueno. Primeramente porque se ha visto etiquetado por él, lejos de lo que realmente le interesaba a Mora desde 1965, cuando arrancó su carrera de novelista en lengua catalana (su carrera como escritor de cuentos había comenzado una década antes). En segundo lugar, porque aprovecha para denunciar a los editores y otros negociantes que se aprovecharon de su creación hasta que Mora inició una lucha legal, que duró años, para recuperar el copyright sobre sus obras, lo que no lograría hasta la quiebra de Bruguera «por culpa de su mala política para con demasiada gente.»

Pero la parte más interesante de esta obra –aparte de su dimensión literaria- es el conocimiento profundo de Mora, un hombre siempre comprometido con su ideología (siempre antifascista, del lado de los humillados), que no duda a cada momento de su diario en denunciar las atrocidades que en la era del neoliberalismo (bajo lo que él llama «capitalismo salvaje») se cometen en el mundo, jugando a veces a predecir el futuro (acierta con el problema de Irak, pero no acierta con el fin de Bush, por ejemplo). En breves reflexiones va desgranando la pérdida de la ilusión de la izquierda Española desde la transición a la vista de «los que han aprovechado para su propio beneficio la libertad conseguida por los que se sacrificaron» (pág. 48) o tras comprobar que «hoy ya no queda nada» de la gran esperanza socialista de principios del siglo XX.
Hay varios discursos, pues, en esta obra biográfica, y los conduce un doble autor, o un doble personaje. Por un lado el mismo Mora, con sus miedos inéditos y su tornadizo temperamento, por el otro su alter ego El Caballero de Acero, al que alude en tercera persona en ocasiones, que representa la fórmula inamovible de su carácter y su altivez. Ese Caballero es la imagen que Mora ha creado para sí, una coraza de fortaleza tras la que se reconoce, aquí, en toda su debilidad durante la recuperación de su enfermedad. También desde esa ilusión de resistencia reflexiona sobre su carrera como literato en catalán, denunciando veladamente el origen de su vocación –en esencia, para reaccionar contra el no reconocimiento de la Cultura catalana bajo el régimen franquista- y también la escasa promoción de que goza la literatura en este idioma. Lo cual no debe confundirse con el posicionamiento nacionalista; al contrario, Mora acaba declarando en Diario de a bordo que los nacionalismos conducen a la larga a la guerra y al derramamiento de sangre, si bien no abandona la idea de que España sigue siendo «un país de atrocidades y de exilio». Estas reflexiones sobre esta desembocadura del mundo en el final del siglo XX han formado parte de la literatura de Mora durante la década de los noventa, en el ciclo de tres novelas dedicadas a los tiempos presentes: La dona del ulls de pluja, Entre silencis d’estels i tombes y Carícies d’un desconegut, también de recomendable lectura todas ellas.

Mora acaba definiéndose, en líneas generales, como un hombre orgulloso, algo narciso, idealista, enemigo de la violencia, que hace gala de un fatalismo que él llama realismo. Sus recuerdos hacia atrás y hacia el presente depauperado que atraviesa nos permiten atisbar por momentos encuentros con autores de historieta, como Druillet, Goetzinger, Goscinny, Parras, autores de gran talla, pero no deja de resultar paradójico que hable sustancialmente menos de los autores con los que él trabajó en España, como Ambrós, Darnís u otros dibujantes de El Capitán o El Jabato, o como Luis García, Costa, Hidalgo, Cuyás, Usero… Con todo, finalmente, quien sabe si como concesión al editor o como decisión propia, termina su obra con un texto dedicado al personaje que le ha dado fama, El Capitán Trueno, reproduciendo el texto que apareció en el dossier especial que fue publicado por el diario El Mundo en su suplemento dominical núm. 185, en el día 2-V-1999, que se acompañó con una historieta corta del personaje escrita por Mora y dibujada por Redondo.

Al cabo la elección de la imagen del alegre Capitán y sus amigos para la cubierta de esta biografía, velada tras la fotografía de un Mora recuperado, no resulta tan oportunista. Describe al doble protagonista de esta obra: a Víctor Mora por un lado, al Caballero de Acero por el otro. Se diría que el Capitán más que un hijo suyo viene a ser la idealización de una parte de su carácter.

Casi un año más tarde de la publicación de Diario de a bordo (en catalán: Diari de bord (sense navegar i a punt de naufragi)) ha aparecido Tor això de la LITERATURA i unes altres coses més. Se trata de una compilación de textos de Mora, algunos redactados durante el año 2004, otros rescatados de un pasado ya remoto (los primeros años setenta), y todos escritos en catalán. Maria-Lluïsa Pazos describe acertadamente la cualidad de “raro” de este texto al definirlo como una «miscel.lània que us ha de permetre conèixer molt bé a Víctor Mora». Misceláneo y extraño por cuanto viene también ilustrado con dibujos, del propio Mora, que en ningún caso tienen que ver con lo que se puede leer en el texto al que acompañan.

Tot això… es pues una combinación de ideas, vivencias y reflexiones. Vuelve en sus reflexiones sobre Chomsky y su visión del imperialismo estadounidense desde la “izquierda” americana; retorna al problema Aznar / Zapatero / España, o al de Pujol

En sus artículos recuperados encontramos algunos sobre la novela, sobre el arte de escribir, sobre mayo del 68, sobre algunos sueños, sobre los tebeos (un texto sobre terminología e historiografía que está muy superado del que cabe destacar el uso interesante que hace del término còmic strip pero que cabe olvidar por cuanto sitúa a Busch en las postrimerías del siglo XIX y vuelve a coronar a Yellow Kid y a denominar “género” a la historieta –acaso para él fuera un género literario…-)

Es digno de destacar el rescate de la entrevista que le practicaron en 1984 con la polémica de la no premiada El tranvía blau como telón de fondo, novela en la que se cita su paso por la cárcel y en la que alude a algunos dibujantes y profesionales de Bruguera. Resulta interesante conocer el fragmento que dedica a sus inicios literarios en la cárcel, en 1957, con aquel relato titulado “La víctima”. Es anecdótico, pero de interés para completistas, el artículo que destinó al Diari d’Andorra en 2003: “El Capitán Trueno contra la guerra”. Y resulta muy reveladora su carta dirigida a uno de sus editores en lengua catalana a quien reprocha la elección de una cubierta compuesta con un collage a modo de cómic, «un error exorbitant (perque) L’stablishment cultural català (…) té horror dels còmics».

Lo mejor de este cajón de sastre literario del autor de Els plàtans de Barcelona es el apartado final, consistente en un grupo de fragmentos inéditos de su diario personal, continuación natural de Diari de bord que él sigue redactando desde mayo de 1999, de donde se extrae, entre otras muchas cosas, que los medios de comunicación le siguen recordando hoy más por El Capitán Trueno que por su literatura en lengua catalana. No deja de ser lúcido este aviso, hecho desde la comprensible indignación de un escritor que prefiere ser reconocido como tal antes que como guionista de tebeos, y que advierte a los jóvenes españoles del hoy sobre los modelos de acercamiento a la cultura, aparentemente cada día más ajenos a lo escrito y más pendientes de los lugares comunes, las etiquetas y de todo aquello que tenga que ver con la imagen.

Anónimo dijo...

EL CAPITÁN TRUENO I LA LLIBERTAT
Rafael Pla López
lector de "El Capitán Trueno"

M'han sorprés les valoracions que sobre el guionista de "El Capitán Trueno" (Víctor Mora, amb el seudònim de Víctor Alcázar) realitza Francisco Tadeo Juan, autotitulat estudiós de la història del comic. Bé, jo no m'atreviria a qualificar-me com a tal, encara que la meua col·lecció de comics ocupa vàries estanteries. Escric aquest article simplement com a inveterat lector i col·leccionista de "El Capitán Trueno" des de xiquet, i posterior "perseguidor" dels números que me faltaven fins a completar la col·lecció, que he compartit amb el meu fill 40 anys després.

Amb aquest bagage, quan l'autor de l'article qualifica com a "necedades" l'afirmació que aquest personaje "salió de España para luchar contra los tiranos", me pregunte si realment ha llegit les seues aventures, i en tot cas en quin context les va llegir. Jo ho vaig fer baix el franquisme, i recorde molt bé la impressió que me van fer. Quan ja adult estava fugit o empresonat, recordava el títol d'un episodi que me tornava a la memòria recurrentment, "Victoria para Sarjali", el nom d'un país imaginari que en aquest episodi aconseguia desfer-se d'un tirà. Però això no és més que un exemple, dels quals abunden al llarg de les aventures del Capitán Trueno per tot el món. Naturalment, la gran majoria dels seus lectors no coneixiem la ideologia i afiliació política (comunista) del seu guionista, però quan molts anys després es vam assabentar vam entendre moltes coses.

Certament, el Capitán Trueno comença les seues aventures a la manera més clàssica, com un creuat espanyol a les ordres de Ricardo Corazón de León, que podia ser grata al règim vigent i propiciar la seua publicació. Però la visió dels musulmans prompte trenca amb el maniqueisme, presentant a Saladino (l'adversari de Ricardo en Palestina) com un dels personajes positius més notables de la història. I no serà l'únic d'aquest tipus que apareixerà en les aventures.

Certament, molt lectors de El Capitán Trueno considerem al dibuixant original, Ambros (que va ser, per cert, un mestre represaliat pel franquisme), inolvidable i sense rival . Però les seues aventures continuen amb una tònica similar molt després del seu abandonament, amb dibuixants desiguals però incloent alguns molt estimables, com Angel Pardo o Fuentes Man, i amb daltabaixos en el guió, com no podia ser menys amb els 618 episodis de la sèrie principal i els 427 de "El Capitán Trueno Extra" (i més encara tenint en compte que des del número 26 al 45 de la primera no va ser guionitzat per Victor Mora), però amb aventures memorables al llarg de tota la sèrie, i un missatge subjacent sempre contrari a les dictadures, a les guerres i a la intolerància.

L'autor de l'article menysprea els altres comics del guionista, dels quals salva únicament "El Jabato" i oblida "El Corsario de Hierro", singularment també amb Ambros, però que realitzat en una època posterior permet al guionista explaiar més explícitament la seua concepció del món al llarg de nombrosos episodis. Realment, la parella Victor Mora-Ambros era per a molts de nosaltres inigualable, però en els seus comics dibuix i guió formaven un tàndem inseparable, configurant un missatge que va ser part important de la nostra educació moral en pro de la llibertat. I això ningú s'els podrà llevar.

Anónimo dijo...

El Capitán Trueno se hace cincuentón
J.Albarrán Bugié. 24.03.2006 - 03:43h
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El mítico personaje de tebeo está de aniversario. Celebra sus bodas de oro con un libro en el se que recupera su historia.
El mayor héroe del tebeo español cumplirá en pocas semanas 50 años de vida. El primer número de El Capitán Trueno salió a la venta el 14 de mayo de 1956 al precio 1,25 pesetas. En la portada, bajo el título ¡A sangre y fuego!, el caballero daba su merecido a los infieles, acompañado de sus inseparables compañeros: el grandullón Goliath y el joven Crispín. Los tres y la heroína Sigrid combatieron a enemigos y tiranos por todo el mundo ante los admirados ojos de los jóvenes lectores.

Aquella primer serie, de periodicidad semanal y editada por Bruguera, alcanzaría los 618 números y «una altura que no ha alcanzado jamás ninguna historieta española», explicó ayer el dibujante Francisco Ibáñez.

La lucha de Trueno contra los villanos era propia de un antifascista. «De haber situado sus historias en los años de la dictadura, el héroe habría sido antifranquista», aseguró ayer el autor del tebeo, Víctor Mora, en la presentación de El Gran Libro de Capitán Trueno. 50 aniversario, que ha escrito su mujer, Armonía Rodríguez.

La pasión por el caballeroso héroe no es sólo cosa del pasado, ha seguido pasando de padres a hijos, como demuestra el hecho de que el último tomo se publicara en 2005.

El creador de un héroe

Víctor Mora nació en Barcelona en 1931. Es el creador y guionista de El Capitán Trueno, El Jabato, El Corsario de Hierro y Dani Futuro, entre otros. Firmó algunos de ellos con su nombre real, pero también usó el seudónimo de Víctor Alcázar. Creó al Capitán Trueno cuando tenía 25 años, con el dibujante Ambrós. Recibió la Orden de Caballero de las Artes y las Letras de la República Francesa y la Creu de Sant Jordi de la Generalitat.

Los cuatro fantásticos

Capitán Trueno. Un cruzado español. No da su nombre. Lleva espada, malla y un escudo que une las banderas española y catalana.

Sigrid. La dama del Capitán Trueno. Es la reina de Thule y es bella y rubia. No se conforma con esperar a su héroe en el castillo, sino que es independiente y lleva un puñal para luchar.

Goliath. Grandullón, fuerte y fiel, acompaña al héroe en todas sus aventuras. En su primer encuentro tuvieron una fuerte discusión que terminó entre las risas de ambos. Su apetito es insaciable.

Crispín. El escudero del Capitán Trueno quiere ser como él. Tiene 16 años y es el hijo de un compañero muerto en combate del capitán. Es valeroso y providencial en ocasiones, pero necesita que lo protejan.

Anónimo dijo...

Hoy alguien vuelve a decirte como yo, hace varios meses, que usas la figura del personaje de Víctor Mora de manera inmoral.

¿ Porqué los reaccionarios usáis la hipocresía y cambiáis el sentido de las palabras para defender la inmoralidad del nacionalismo español más tenebroso ?

Abate Marchena.

Anónimo dijo...

Si me niego a ser nacionalista español, conlleva que de nacionalista catalán menos aún.

Estoy unido a los nacionalistas españoles por la lengua castellana que uso incluso en el sueño.
24 horas al día, siete días a la semana, 365 días al año y unos 63 años de mi vida. Tengo 65.


Abate Marchena.

Anónimo dijo...

"Estupefacto" així m'he quedat en donar una ullada a aquest blog. Més que el "Capità Trueno" et podries dir el "Chusqueru Tronat", no tens prou categoria per poder ser capità. Se us veu el llautor, la gent com tu sou el càncer d'aquest pais Catalunya, no sou més que nazionalistes españols amb pell de xai. Sort que sou pocs i bastant ignorants. Per cert això de ciutadans si que és un "suflé" aquest noi en Rivera té massa formació per estar a ciutadans, no trigarà a acabar a les files del PP, que d'allà no hauria d'haver sortit mai.
Records al "Sargento Bolilla, Al alferes Manolo, i al tinent anacleto".
Apa siau.

El Capitán Trueno dijo...

¡Cuánta tontería, cuánta verborrea, cuánta mentira para ocultar la realidad, el grito de combate -que no de paz- del Capitán Trueno, caballero español defensor de los humildes y luchador contra las injusticias:

¡SANTIAGO Y CIERRA ESPAÑA!

Anónimo dijo...

Insisto: Lo tuyo es más bien el Guerrero del Antifaz.

Por lo cutre.
Por lo reaccionario.
Por que te importa un bledo la verdad.

¡Santiago y cierra España! ¡JA!
Conociendo hoy día quién era el autor, es obvio que era una broma y servía para colarle los guiones a los censores. ¿O no sabías que en la España del Dictador bhabía que pasar por la censura los guiones y los dibujos de las historietas?

Anónimo dijo...

Falso capitan trueno, veo que no has leido ni un línea de lo aquí puesto.

Sigue así, ignorante.